La concentración está relacionada con la productividad, que a su vez, influye en la satisfacción o la frustración producida a raíz de los resultados obtenidos al realizar una tarea. Estos tres conceptos están relacionados entre sí y también guardan relación con la salud mental, de forma directa e indirecta.
A continuación, comparto mis reflexiones profundizando en esta relación y sobre elementos que pueden ayudar a lograr y mantener la concentración en el trabajo y en la vida en general.
¿Cómo influye la concentración en la productividad y la salud mental?
La concentración es necesaria para lograr objetivos. Tanto si se necesita aprender algo para realizar una tarea, como si se sabe hacer, el nivel y la regularidad en la concentración influirán en la calidad de los resultados y en el rendimiento, es decir, en la relación entre el tiempo empleado y los resultados.
Cuando realizamos una tarea con éxito, se experimenta una sensación positiva, como la satisfacción o la realización personal; al contrario, cuando no se consigue ese éxito, el sujeto puede tener pensamientos y emociones negativas que producen una experiencia desagradable. Cuando estos fenómenos se producen de forma repetida y prolongada en el tiempo, la gravedad aumenta y la frustración puede convertirse en un gran problema para la salud mental.
Además de esta relación indirecta, existe una relación más directa entre concentración y salud mental, porque cuando se hace una tarea sin estar concentrado en ella o pensando en otras cosas, se suele dar una sensación de aturdimiento que puede generar malestar.
En base a esto, es lógico pensar que la concentración juega un papel importante en la salud mental de las personas y que estar concentrado puede ayudar a estar en un buen estado de salud.
¿Cómo conseguir una buena concentración?
Como todo en la vida, la concentración requiere práctica y se mejora cuando se entrena, pero no basta solo con eso. El equilibrio interno, el convencimiento y la motivación, la destreza y la confianza en uno mismo son algunos de los elementos que considero importantes.
Equilibrio interno
Si alguna vez has tenido que estudiar y tenías mucho sueño o si has tenido que finalizar una tarea para el día siguiente y no has tenido ni tiempo de comer, probablemente, habrás experimentado que necesitabas hacer más esfuerzo de lo normal para mantener la concentración.
El sueño o el hambre son ejemplos de emociones homeostáticas, es decir, impulsos provocados por estados internos que llaman la atención para lograr un estado de equilibrio y estabilidad. Ese estado de equilibrio recibe el nombre de homeostasis y en mi opinión, es uno de los principales factores para lograr una buena concentración. De ahí que la alimentación, la hidratación, el descanso y el ejercicio físico sean pilares esenciales en este sentido.
Además, la homeostasis no se limita solo a lo fisiológico, ya que también existen necesidades de emocionales o cognitivas que requieren atención y que, si no se satisfacen, conllevan experiencias negativas.
Ahora bien, aunque uno quiera prestarse atención y ponerse en el primer lugar hay muchas situaciones que pueden dificultarlo. A veces estamos empeñados en algo y cuesta pasar de eso a prestarse atención a uno mismo. Otras veces, simplemente no hay tiempo de parar por la vorágine del día a día, el cuidado de los parientes, las necesidades económicas, etc. Incluso si estamos atentos a estas necesidades, no siempre es fácil saber identificar qué es lo que necesitamos. También esto es cuestión de concentración.
Al igual que la constancia en el trabajo o los estudios son factores de éxito, lo son en el cuidado personal. Conocer los límites o entender que a veces, por mucho que uno quiera mantener un ritmo frenético, tu cuerpo y mente no están en condiciones es muy importante para encontrar el equilibrio. Todas las personas tenemos un cuerpo y una mente que, al igual que nos permite avanzar, nos limita en ese camino.
Convencimiento y motivación
Otro punto que considero muy importante para lograr una buena concentración es el convencimiento de que lo que se hace en el presente vale para el futuro. Se trata de encontrar el sentido de lo que hacemos a todos los niveles, desde las actividades más simples hasta el sentido de la vida. Desde mi punto de vista, cuando una persona tiene alinea lo que hace en cada momento con su visión del mundo y de la vida, es más fácil concentrarse.
En este sentido, tengo en mente tres conceptos entrelazados entre sí: tarea, rol y objetivo personal. Se podrían representar como una serie de círculos concéntricos de modo que los más pequeños son los componentes que forman los más amplios.
A menudo he oído decir que en el trabajo hay que hacer cosas que nos gustan más y otras que nos gustan menos, parece algo normal. Creo que cuando toca hacer tareas que no son muy gratificantes o que, por lo que sea, no nos gustan, es importante tener claro que esa tarea es esencial para conseguir nuestros objetivos en la vida. De igual modo, para conseguir que esas tareas sean más llevaderas, también puede ser útil pensar en los usuarios que se benefician de esas tareas.
Por ejemplo, para un pintor que pinta en casa de un particular puede ser un aliciente el ayudar a que esas personas se sientan a gusto. Para una persona que está cuidando de personas enfermas lo puede ser el hecho de que están realizando una labor esencial para sus vidas.
Aquí también se puede pensar en el modelo que concibe el trabajo de cada persona dentro de una organización como un engranaje dentro de un sistema complejo, pero hay que tener en cuenta que los trabajadores pueden no compartir los objetivos de la empresa más allá de lo que les corresponde según su rol. Sin embargo, puede haber casos en que quienes trabajan en una organización tengan como objetivo personal en sus vidas trabajar por el éxito de la organización, pero eso no tiene por qué ser así en el cien por cien de los casos. Por tanto, pienso que puede haber trabajadores que no se sientan identificados con este dicho y que los esfuerzos que se hacen desde la dirección de las organizaciones para entender cuáles son los objetivos personales de sus trabajadores puede proporcionar información valiosa para poner en marcha acciones que mejoren el bienestar y la productividad de las personas y de la organización.
Destreza
A mayor dominio de una tarea, más fácil es lograr realizarla con fluidez y, por tanto, menos esfuerzo cognitivo hace falta para saber qué hacer en cada momento y llevar a cabo esas operaciones. Esto es muy importante para alcanzar el flow y tener la sensación de que te dejas llevar mientras haces la tarea con buenos resultados.
Confianza en uno mismo
Sentirse seguro de uno mismo es importante también, porque lo contrario, la desconfianza, implica que una parte de nuestros recursos están centrados en nosotros mismos y eso desconcentra. Esto no quiere decir que para sentirse seguro haya que tener un dominio absoluto de lo que se está haciendo, es más una cuestión de tener determinación y dedicación, de hacer las cosas lo mejor que uno sabe entiendo también que los errores, la dificultad son parte del aprendizaje.
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